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Economistas líderes del ámbito público y privado, reunidos por el Centro de la Nueva Economía y la Sociedad del Foro Económico Mundial (WEF), proyectan que la actividad económica mundial recuperará su ritmo de crecimiento pre-pandemia hacia el año 2029. Esto implica que tomará cinco años más para que el Producto Interno Bruto (PIB) global registre un crecimiento del 4 por ciento.
El WEF no ofreció estimaciones específicas de crecimiento para este año. Sin embargo, según la actualización de marzo del Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que el PIB global crezca a un ritmo del 3.1% este año y el próximo.
En un sondeo entre economistas líderes del sector público y privado, se destacó un "optimismo cauteloso con toques de incertidumbre" sobre la situación económica global.
Esta incertidumbre se atribuye a tensiones geopolíticas, niveles de endeudamiento, el impacto económico del cambio climático y la polarización social.
El análisis, publicado desde la sede del WEF en Ginebra, Suiza, reveló que el 82% de los encuestados anticipa una mejora en la economía global para este año, lo que llevaría a un crecimiento similar al de 2023. Este porcentaje es el doble del obtenido en la misma encuesta realizada en diciembre.
Aunque no se abordó directamente ninguna economía emergente en particular, el 83% de los entrevistados señaló que "la política interna de los países es un factor de incertidumbre para este año", con al menos 83 naciones, incluyendo México, en proceso electoral.
En cuanto a América Latina, el 72% de los encuestados espera un crecimiento moderado, mientras que solo el 24% lo ve débil o muy débil. Para Estados Unidos, el 97% anticipa un crecimiento económico moderado o alto.
El FMI proyecta un crecimiento del 2.7% para Estados Unidos este año y del 1.9% para el próximo, mientras que para América Latina, prevé un avance del 2% en 2024 y del 2.5% para 2025.
Según los resultados de la encuesta, los factores que pueden impulsar el crecimiento en las economías avanzadas incluyen el desarrollo y la evolución de las Tecnologías de la Información (TI) y la Inteligencia Artificial (IA), especialmente si se aplican a la transición energética y al abordaje del cambio climático.
Estos mismos elementos son identificados como limitantes para el desarrollo de economías emergentes. Además, se destacó la importancia de la innovación, la inversión en el sector educativo, el entrenamiento del personal para mejorar habilidades y el desarrollo de infraestructura como determinantes para impulsar el crecimiento de los países emergentes.
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