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Educación, la inversión que mayor rendimiento produce

Por: María S. Rosario, Ed.D.

Foto tomada de: www.pexels.com


Entre las principales aspiraciones del ser humano resalta el deseo intrínseco de adquirir conocimiento que le permitadesempeñarse en un puesto de trabajo, reforzar las competencias actuales para aspirar a nuevos retos, reinventarse para diversificarse, readiestrarse porque la función que en la actualidad realiza ya no añade valor a la empresa o adquirir nuevas competencias que la industria moderna requiere.


Estas son sólo algunas razones que diariamente observamos como motivadores para iniciar o retomar la meta de adquirir una preparación académica conducente a un grado, matricularse en un curso técnico de corta duración o a través de educación continua para en un mínimo de inversión de tiempo.


Independientemente de la motivación personal, se hace irrelevante la edad porque el concepto tradicional que se tenía en el pasado, en donde se debía culminar a cierta edad una licenciatura, un bachillerato, una maestría o hasta un grado doctoral en períodos específicos de nuestro desarrollo, ha perdido popularidad.



Por otro lado, la disponibilidad de horarios en la modalidad de estudios presenciales, en línea o híbridos, nos proveen las alternativas que se ajustan a cualquier reto familiar o personal que enfrentemos. Esa es la flexibilidad y ventaja que ofrece la universidad de hoy.


Estudios recientes identifican las siguientes competencias esenciales como suaves y apremiantes, para poder segmentar al mundo laboral actual. La adaptabilidad para innovar y ajustarse al cambio, que permita construir relaciones y colaborar en un ambiente diverso e inclusivo; solución efectiva de problemas, que implica la creatividad para recomendar soluciones a tiempo que mejoren procesos y generen economías; inteligencia emocional para no sólo manejar nuestras emociones, sino para reaccionar efectivamente a nuestra competencia o colaborador y la disponibilidad para aprender. Esta última nos capacita para tener la actitud de abrazar cualquier nuevo emprendimiento con positivismo y de esta forma aportar al progreso de la organización, independientemente del puesto que se ocupe.


En un panorama más actual, la pandemia del COVID-19, ha provocado que estas competencias se revisen por lo que debemos añadir la capacidad para colaborar remotamente y que se tenga acceso y dominio de las herramientas tecnológicas y literarias en datos o el entendimiento para interpretar y analizar información para la toma de decisiones fundamentadas.




No cabe dudas de que la educación tiene el poder de transformar cualquier realidad en la cual se desenvuelva la persona. Porque hoy más que nunca la educación revalida su valor como principal agente de cambio social y como elemento diferenciador para abrir puertas a oportunidades.

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