El mundo actual está inundado de servicios y productos de empresas que ejercen un "control oculto" sobre nuestra vida diaria. En 1951, el diseñador industrial estadounidense de origen francés Raymond Loewy analizó un día típico en la vida del "hombre promedio" desde que se levanta hasta que se acuesta, y concluyó que estaba rodeado de productos diseñados.
Hoy, en 2024, el ciudadano promedio podría despertarse con la alarma de un teléfono inteligente, disfrutar de agua caliente gracias a controles de calefacción inteligentes conectados a internet, y recibir paquetes cuyo seguimiento ha sido monitorizado en línea, con un timbre de puerta también conectado a la red. La banca electrónica lo vincula a una amplia gama de servicios financieros.
Nuestra vida depende cada vez más de lo que he denominado el "plexo de producción de ciberenergía". Este "plexo" es una red intrincada de elementos que forman una estructura o sistema que necesita estar "activado" constantemente para regular nuestra vida moderna.
El plexo abarca las múltiples interconexiones entre telecomunicaciones, energía, y sistemas de manufactura y servicios, exponiéndonos a riesgos desconocidos, como el fallo repentino del plexo y de todos los servicios interconectados a él.
El 19 de julio de 2024, parte de este plexo falló debido a una actualización defectuosa del software de CrowdStrike, lo que desencadenó un apagón global y una pequeña pandemia digital al paralizar los sistemas informáticos de numerosas industrias. Este incidente puso de manifiesto la dependencia crítica que tenemos de las tecnologías interconectadas y el riesgo de una futura pandemia digital que podría afectar el plexo durante horas o incluso días.
En el centro de este plexo se encuentra Internet, con más de 1.000 empresas como CrowdStrike, cuya operativa puede influir en su estabilidad. Entre las más destacadas están Microsoft, Alphabet (Google, Google Cloud), Amazon y Meta (Facebook). También existen compañías menos conocidas, como Cloudflare, que ofrece servicios de ciberseguridad y de sistema de nombres de dominio; cualquier problema con Cloudflare puede causar fallos en el acceso a la nube e interrupciones de Internet.
Además, hay empresas como Lumen Technologies, que opera una red de nivel 1, fundamental para las conexiones globales de alta capacidad. Con unas 14 redes de nivel 1 en todo el mundo, cualquier interrupción en estas podría fragmentar Internet en redes más pequeñas y desconectadas entre sí, dejando a las redes de nivel 2, que operan a nivel regional o nacional, como únicas alternativas.
También están involucradas compañías como Swift, que facilita pagos transfronterizos y conecta a más de 11.000 instituciones financieras, siendo esencial para el sistema financiero global. Una interrupción en Swift podría causar caos en las transferencias internacionales de dinero y problemas de duplicación de pagos.
Otras empresas clave incluyen a Verizon, Rogers y BT, que proporcionan servicios de telecomunicaciones. Tanto Verizon (2019) como Rogers (2022) han experimentado cortes de Internet que, en el caso de Rogers, afectaron gravemente a infraestructuras críticas, incluyendo pagos con tarjeta, servicios bancarios, hospitales y llamadas a emergencias.
El plexo también depende de satélites y de aproximadamente 1,5 millones de kilómetros de cables submarinos de fibra óptica que conectan continentes, una infraestructura de la que la mayoría de las personas no es consciente. Un desastre natural podría dañar estos cables y provocar un fallo catastrófico.
Además, existe una interdependencia entre el plexo y la generación de energía: un fallo eléctrico podría derivarse de una avería en el plexo, que a su vez no puede funcionar sin energía. La complejidad del plexo lo hace susceptible a errores humanos, fallos en equipos, problemas de mantenimiento y condiciones meteorológicas adversas.
Asimismo, el plexo podría ser vulnerable a ciberataques como malware o secuestros del protocolo de pasarela de frontera (BGP). Los cables de red de nivel 1 son infraestructuras globales esenciales y pueden ser dañados por accidentes o ser objetivo de ataques terroristas o militares.
Para ciudadanos, empresas y gobiernos, la clave es tener contingencias para enfrentar fallos e interrupciones. Sin embargo, la mayoría no está adecuadamente preparada. Una interrupción prolongada del plexo podría dificultar gravemente la vida diaria, y en casos extremos, como en el apagón de CrowdStrike o en los cortes de Internet en Sudán que afectaron el suministro de alimentos, los fallos del plexo podrían incluso causar muertes.
Esto sugiere que, aunque el avance del plexo de producción de ciberenergía ofrece grandes beneficios, también conlleva numerosos riesgos, tanto conocidos como desconocidos.
Source: theconversation.com
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